sábado, 31 de agosto de 2013

Marco Curricular

¿Qué se entiende por implementación efectiva del currículum?
Para efectos de dar una definición más actualizada,  se citará la que ofrece el Plan de Apoyo Compartido (Plan Ministerial implementado desde el 2011), la cual señala que, “una implementación efectiva del currículum  asegura que las y los estudiantes aprendan de forma oportuna en el marco del currículum vigente, ya que éste está diseñado para dar coherencia y consistencia a los que se enseña y se evalúa. Para esto, el trabajo pedagógico debe dar respuesta a la diversidad de los estudiantes, ya sea en términos culturales, sociales, étnicos y de respeto por los estilos de aprendizaje y niveles de conocimiento”.
A continuación, se mencionarán y describirán cuatro factores que posibilitan alcanzar una implementación efectiva del currículum:

Factor 1: Metacognición institucional
Desde la nueva estructura curricular se alude, en resumen, al concepto de metacognición como una práctica que se debe instalar y consolidar, pero a nivel macro, en cada unidad educativa. Para llegar a esta metacognición institucional se debe establecer y desarrollar un monitoreo sistemático y sistémico de las asignaturas, centrándose no sólo en la cobertura curricular, sino que imprescindiblemente en los logros de aprendizaje. Esto último, resulta ser vital para recién comenzar a hablar del grado de efectividad de lo implementado. Los equipos directivos y/o técnicos tienen que  propiciar y guiar las instancias para que los docentes puedan desarrollar análisis reflexivos con la información que arroja el monitoreo.
Factor 2: Monitoreo y seguimiento prolijo
Para buscar la efectividad se debe considerar contar con lo antes mencionado, pero además, saber y saber hacer con los conocimientos técnicos, construyendo y aplicando modelos de monitoreo y seguimiento consensuados con los docentes, que ahonden en los procesos y lleguen a especificar si los indicadores de logro (sugeridos por los programas y/o elaborados por el establecimiento) para cada objetivo de aprendizaje se están cumpliendo según lo esperado, incluyendo además, los objetivos de aprendizaje transversales (comúnmente casi olvidados). Este monitoreo y seguimiento prolijo, es una de las tareas más complejas, que según sea el contexto, dependerá la forma y gradualidad de su aplicación. Es ahí recién cuando se podría alinear el quehacer de una  institución con un ideal; alcanzar la implementación efectiva del currículum.
Factor 3: Control de las mediciones
Se observa que principalmente, por una mecanización adquirida en las comunidades educativas, existe un cierto descontrol de las mediciones, ya que habitualmente en esta temática, lo cuantitativo supera notoriamente a lo cualitativo, generando una aplicación excesiva de pruebas de niveles, de asistencias externas, institucionales, tipo SIMCE, comunales, entre otras, dejando incluso la interrogante de saber si tantas mediciones están superando los tiempos destinados para la enseñanza. Lograr esta capacidad de control requiere de una organización estratégica institucional, la cual es primordial si se quiere optimizar la labor docente, aplicando mediciones coherentes con lo enseñado y dándole un énfasis total al análisis de los resultados, pues este último aspecto, es el que enriquecerá y guiará las nuevas estrategias hacia el mejoramiento.
Factor 4: Apoyo al docente
El desafío actual es generar instancias para abordar y potenciar el currículum nacional junto a los docentes, pues como país podemos tener las mejores políticas educativas, una Nueva Institucionalidad altamente capacitada, asesorías ejemplares, familias comprometidas, escuelas con un excelente liderazgo, entre otros, sin embargo, si bien son aspectos sumamente importantes, quien llevará de forma principal a concretizar todas las buenas intenciones y posibles factores de éxito, es el profesor. Por esto mismo, es fundamental brindar al equipo docente el apoyo necesario (diversidad de recursos), a modo de potenciar el desarrollo profesional, intencionando lograr en éstos la capacidad de contar con un repertorio basto de estrategias, que ofrezcan múltiples oportunidades de aprendizaje para todos los estudiantes.

Finalmente, se podría ahondar en más factores para esta temática, sin embargo, conocer y consensuar conceptos y prácticas a nivel de institución es, generalmente, un primer síntoma de que existe un trabajo en equipo (principalmente entre docentes). Si se quiere alcanzar la efectividad en la implementación del currículum, es necesario contar con este piso mínimo. Así se podrá empezar la búsqueda.

¿Observar mis clases?

¿Para qué observan mis clases? ¿Me observarán para aconsejarme sobre qué debo mejorar? ¿Vienen a ver si los estudiantes me hacen caso? ¿Vienen a observarme para analizar si me renuevan el contrato para el próximo año? ¿Quieren observar lo bien que lo hago para replicarlo? Son algunas de las tantas interrogantes que pueden pasar por la cabeza de un docente, cuando otra persona, se dispone a observar sus prácticas en aula. De esta forma, una pregunta que parece de fácil respuesta, podría no ser tan así.

Observar clases se ha vuelto en los últimos años una práctica sistemática, en la mayoría de los establecimientos educativos. Los Planes de Mejoramiento Educativo SEP vinieron a proponer la instalación de un sistema de observación a la gestión docente en aula, el cual durante los últimos años, ha  dejado de manifiesto lo importante que es saber cómo se implementa el currículum prescrito, con todas las variables positivas y negativas que ello implica.

Una gestión que no deje detalles al azar

Como toda práctica, la observación en aula no está exenta de nudos críticos. Acá, se pueden extraer problemáticas tales como: no contar con un propósito  para las observaciones, aplicar pautas sin consenso previo con los docentes, ambigüedad en lo que se pretende observar, no realizar retroalimentaciones de lo observado, temor de los docentes a una instancia punitiva, entre otras.

La importancia de no dejar detalles al azar, puede ser un aspecto clave para evitar posibles problemas. Sin ir más allá, existen detalles que los encargados de esta práctica tal vez ni siquiera consideran trascendentes, sin embargo, podrían transformarse en el inicio de una reticencia no menor por parte del equipo docente.

Como prueba de lo anterior, una pauta con indicadores precisos, consensuada y aprobada por todos, podría tener alguno de los siguientes encabezados: “Supervisión en Aula”, “Evaluación en Aula”, “Acompañamiento al Aula” u “Observación de Clases”. Sin entrar a explicitar las definiciones de la RAE para los conceptos ya mencionados, la pregunta que surge a partir de lo anterior es: ¿impactará el encabezado de la pauta en la disposición del docente frente a esta práctica? Lo más seguro es que sí, y tal vez, sea una variable que repercuta al momento de aplicar la pauta “aprobada por todos”, no sólo en el que es observado, sino también, en el que observa.

La relevancia del valor que le puedan asignar los propios docentes a esta práctica, puede impactar directamente en su actitud para con quien observa.

Gran responsabilidad de ello, principalmente, recae en la  gestión  que lleven a cabo los equipos encargados de la práctica, los cuales deben resguardar con proactividad, todos los aspectos que puedan potenciar o debilitar el buen desarrollo de ésta.

La finalidad
La observación de clases debe tener una finalidad formativa, la cual sea conocida, compartida y sobre todo, coherente con los propósitos establecidos en el Proyecto Educativo Institucional.

De esta manera, los lineamientos para esta práctica tendrán un sentido más participativo y significativo, contribuyendo así, a la búsqueda de un mejoramiento en la gestión docente, que impacte positivamente en los logros de aprendizaje de los estudiantes.

En síntesis, que cada docente NO se haga la pregunta ¿para qué me observan? Debería ser claramente un indicio de que el equipo a cargo de la práctica SÍ respondió y compartió la pregunta ¿para qué observar clases?

Así, y mejorando detalles como conceptos, precisiones y acuerdos (por ejemplo de observaciones con aviso y/o sin aviso), esta práctica se convertirá en uno de los principales conductos para la mejora continua de cada institución educativa.

Blog:Alexis Moreira